martes, 7 de octubre de 2008

ENTRENAMIENTO


Estatua de Bruce Lee en el Paseo de las estrellas de Hong Kong.

Bruce anotaba en su agenda los entrenamientos de cada día para comparar resultados y mejorar continuamente. Entrenaba diariamente unas 8 horas, sus actividades eran: ejercicios de calistenia, correr diariamente unos 16 Km o la perfección de un determinado golpe o técnica. Quería ser siempre más fuerte y elástico, tenía una talla de 1.67 m. En un momento crucial de su vida, se lesionó seriamente la espalda, un hueso sacro, por lo que tuvo que someterse a un tedioso proceso de rehabilitación y a permanecer inactivo mucho tiempo, alrededor de seis meses, que dedicó a estudiar y a componer notas que se editarán luego de su muerte como "El Tao del Jeet Kune Do". Aunque por alguna razón, a pesar de luego tener los medios para ello, en vida él nunca las publicó. Y aunque el médico le dijo que tal vez no volvería a caminar, no sólo volvió a caminar, sino que sus patadas volvieron a ser las de antes y continuó con su arduo entrenamiento en busca de la perfección en el arte del combate. El duro entrenamiento le permitió realizar sin trucos, proezas físicas proverbiales e increíbles, entre las cuales destacan: hacer un gran número de flexiones sobre dos dedos de su mano, derribar a luchadores que le doblaban en peso con su patada lateral, desarrollar una potencia de golpe a muy corta distancia (el golpe de puño de una pulgada), realizar una ágil e impecable patada voladora, una tremenda velocidad instantánea de golpes de puño debido a la cual sus sparring simplemente no veían el golpe que les derribaba, además de una destreza en armas tales como el nunchaku, el Bo (palo largo) y la técnica filipina de dos palos, Kali. Según él decía:

“Yo no represento un estilo sino todos los estilos. Ustedes no saben lo que yo estoy a punto de hacer, pero yo tampoco lo sé. Mi movimiento es el resultado del vuestro y mi técnica es el resultado de vuestra técnica”.

Lee adoptó además algunos esquemas de la esgrima, la lucha grecoromana y el boxeo en su estilo, aunque él no lo quería encasillar y llamarlo estilo, sino que decía que no existía ni tenía por qué existir un estilo predefinido para pelear. La perfección por la técnica y el equilibrio, la solvencia y rapidez de sus fintas, su admirable desarrollo físico y dominio corporal no ha tenido rivales que lo superen desde 1960 en su desempeño estético hasta hoy. Su imagen, carisma e influencia en las artes marciales lo han transformado en un clásico. En vida tuvo a grandes estrellas del cine como sus seguidores y también alumnos suyos durante su estancia en Estados Unidos, entre ellos: James Coburn, Steve McQueen, Danny Innosanto, quienes fueron además sus amigos.

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